24 junio 2006

NOSCE TE IPSUM



Es la sentencia que figuraba en el atrio del templo de Apolo en Delfos. Para los pedantes, que los hay y entre los cuales me incluyo, sería el 'conócete a ti mismo' o el 'Gnothi seautón' griego. Sócrates la hizo suya y la convirtió en uno de los pilares básicos de su filosofía. Es precisa para vivir sanamente, para ser mejor, para crecer en sabiduría, en última instancia, para ser más feliz.

Pero no es nada fácil conocerse profundamente, porque con frecuencia confundimos lo que somos con lo que nos gustaría ser y tenemos una imagen muy distorsionada de nosotros mismos. Los hay que se creen mucho mejor de lo que son y los hay que se creen mucho peor de lo que son. Pascal dijo que sólo hay dos clases de hombres: los justos que se creen pecadores y los pecadores que se creen justos. Todos tenemos una parte oscura en nuestra personalidad, una parte negativa, perversa, dañina, que algunas psicologías llaman sombra. Es la parte que no nos gusta mostrar, pero que conviene conocer y comprender para no disociarnos. La persona disociada sólo se identifica con lo positivo de su personalidad y jamás ve la sombra. La parte negativa queda reprimida y proyectada fuera. Son los demás y no él los falsos, los pedantes, los presuntuosos, los envidiosos.
Aborrecemos en los otros lo que secretamente, calladamente o sin darnos cuenta, aborrecemos en nosotros mismos. Odiamos todo lo que suponga un recordatorio de aspectos nuestros que nos repugnan. El inquisidor se cree exento de cualquier perversidad y repleto de virtudes; el perseguidor odia al perseguido por los rasgos que él mismo exhibe; el que critica rabiosamente dice con sus críticas más de sí que del criticado. El saber popular lo detecta y lo ridiculiza: Ve la paja en el ojo ajeno y no ve la viga en el propio.
Lo primero que debo hacer es reconocer en mí eso que tanto odio en él, no negarlo, dejarlo sentir, que se mueva por nuestra casa sin tenerlo siempre oculto en el desván, o preso en la jaula de las fieras (y como se le trata de gato salvaje, se pone a robar gallinas, decía el proverbio malgache).
Todos tenemos nuestro lado oscuro, si nos damos cuenta de ello y lo aceptamos habrá en nuestra vida más equilibrio. No habrá brillantes tan brillosos ni sombras tan negras, porque al estar en contacto los opuestos se armonizan. Así que ya sabes, Nada de lo humano me es ajeno. En latín para los pedantes como yo 'Nihil humani a me alieno puto'. Sí, has leído bien puto que significa considero.