22 junio 2006

¿Se puede amar a dos a la vez?


Pues, en nuestro entorno cultural parece que no. Cuando una persona no puede tomar decisiones para definir una sola pareja, puede estar revelando una falta de habilidades para una relación permanente, la falta de compromiso y el respeto por el sentir del otro o la ausencia de un amor genuino. En una sociedad monogámica como en la que vivimos, la elección de una pareja implica la renuncia de otra. Cuando en una relación, aparece un tercero, esta circunstancia es resentida severamente por la persona burlada. Cuando la infidelidad surge, se convierte en una situación de pena y tristeza para ambos. La pareja engañada se pregunta qué sucedió y se auto-cuestiona pensado qué fue lo que hizo mal. La pareja infiel, pese a que se siente bien con su segundo frente, cuando es descubierta por su pareja habitual, se siente confundida, se pregunta si se habrá equivocado de pareja, cree no estar enamorado de ella, se siente mal porque sabe que le está haciendo daño y no sabe como resolver la situación. Muchas veces espera que sea la pareja engañada la que tome la decisión de separarse o divorciarse, para poder sentirse bien consigo mismo. La infidelidad deja cicatrices difíciles de curar. Pero no siempre para mal. A veces el desliz o la aventura dan pie para construir una relación más sincera. En vez de dejar el tema sin hablarlo, hay que sacarlo a relucir para recuperar la intimidad emocional. Ambos tendrán que esperar que el tiempo ayude y poco a poco ya se habrá asimilado y podrán sentirse a gusto y amarse nuevamente.

Pero también existen unos donjuanes/as impenitentes que se buscan excusas: "Mi pareja no me comprende", por ejemplo. Pese a que son ellos mismos los que no se dan lo suficiente. Para que una relación vaya bien debe haber una correspondencia entre lo que ofrece y lo que recibe cada uno. Es como una hoguera, se hace crecer o se deja extinguir. Un dato importante es que solo un bajo porcentaje de las personas que dejan a sus parejas por otras, continúa indefinidamente con la segunda. Cuando se acaba el embrujo de lo prohibido y se instala la rutina, se suelen reproducir los mismos roces que se tenían. Algunos expertos en salud mental siguen considerando la infidelidad como un problema social y un trastorno de comportamiento. La mejor prueba de ello, aseguran, es que la infidelidad suele tener un efecto destructor en el matrimonio y suele producir enormes cargas de culpa en la persona infiel.

En una sociedad cuyo valor matrimonial se encuentra conformado por la unión de la pareja definitivamente no se puede amar a dos mujeres o a dos hombres a la vez, sea el caso. Se tiene que escoger o sufrir las consecuencias de la infidelidad.

1 Comments:

Anonymous Anónimo Escribió³...

Me ha llamdo la atención eso de que una persona que se dice incomprendido por su pareja puede llegar a eso debido a que "no se da lo suficiente". Eso pasa a muchas escalas dentro de la sociedad y origina dificultades y malentendidos innecesarios.
El MIEDO A MOSTRARSE creo que es algo que a muchas personas les produce gran sufrimiento. No encuentro muchos enlaces acerca de ello en internet y estoy interesada en ese tema en particular. Querrías comentar como profesional ese tema en algún otro post? Saludos

7:31 p. m.  

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