Ser Flexible
Los intolerantes son rígidos y en el peor de los casos llegan a ser extremistas. Hay algo detestable en todo extremismo, todos son similares porque los extremos se tocan. Demasiado al Este es el Oeste. Aquí en España, en esta España siempre invertebrada, hemos sufrido durante décadas el azote del terrorismo, en los últimos años dos tipos de terrorismo. He dicho dos y quizás sea erróneo, porque aún advirtiendo muchas diferencias entre un terrorista fundamentalista "religioso" y un terrorista nacionalista "político", en lo esencial son idénticos, ambos son fanáticos que odian al que no es como ellos.
Pero dejemos las sectas y volvamos a las personas. Hay personas muy rígidas, que se posicionan rápidamente, que lo tienen todo claro porque las cosas son para ellos blancas o negras. Ese pensamiento dicotómico les presta seguridad, una seguridad que en el fondo no tienen y precisan desesperadamente para defenderse de su inseguridad básica. Es más fácil para ellos manejarse en esa realidad ficticia de blancos y negros que en la realidad real, en la que hay una escala de grises o mejor todo un arco iris con muchos colores y matices. El rígido es incapaz de cambiar, está anquilosado, petrificado. El desarrollo sano de la personalidad es un continuo transformarse y creerse ya hecho equivale de alguna manera a estar muerto.
Todos somos artífices de nuestra personalidad, arquitectos de nuestro destino, todos podemos ser alfareros afanados en limar las aristas de nuestro carácter. Quitemos rigidez y pongamos flexibilidad. La lengua —dice un proverbio chino- resiste porque es blanda, los dientes ceden porque son duros. Y Lao Tse también chino aconseja: Imita al agua, que todo lo vence porque a todo se amolda. Y en el Talmud, el libro sagrado esta vez de los judíos, se lee: Sé flexible como un junco y no rígido como un ciprés. Y por supuesto que la flexibilidad y la tolerancia tienen un límite a partir del cual ya no es virtud, sino lo contrario. Pero me temo que estamos lejos de ese límite, así que en caso de duda, como dicen en mi pueblo, más vale que sobre que no que falte.
3 Comments:
Para ser tolerante y flexible hay que pensar por uno mismo, pues únicamente de ese modo es como descubrimos nuestro sentimiento de Libertad, y el de los demás, que no es otro que el derecho que tenemos todos a ser como somos, a pensar por nosotros mismos, a volar cada uno por el cielo que queramos volar. Lo que ocurre, como dice, Erich Fromm es que nos da miedo la Libertad y somos capaces de agarrarnos a un clavo ardiendo. Nos agarramos a las creencias porque nos da miedo pensar por nosotros mismos y, nos agarramos también a la vida convencional para buscar seguridad porque nos da miedo vivir solos. Lo malo, es que para justificar nuestro miedo, nos volvemos intransigentes con los demás, y les exigimos que acepten nuestras reglas. Y para poder volar por el cielo que queremos volar, es necesario poner en duda las creencias y las costumbres que nos ofrece la sociedad en la que nos toca vivir; sobre todo, cuando nos convence, cuando no nos aceptan como nosotros somos. Únicamente, dejando atrás lo que no nos sirve, ligeros de equipaje, será cuando podamos desplegar nuestras alas y, sin rumbo, emprender el vuelo en busca de la verdadera Vida y de la Verdad ...
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